Para los usuarios, internet es el bar perfecto. Entran, disfrutan del ambiente, consiguen entretenimiento, información y algunos incluso pareja. Y todo esto, en la mayor parte de los casos, es gratis. Sí, de acuerdo, tenemos que pagar nuestra conexión de banda ancha o móvil, si queremos usar internet pero sigue siendo un precio comparativamente bajo.
Si lo comparamos con otros medios de comunicación, como la televisión, la radio o la prensa, internet es en el mejor de los casos una tremenda anomalía. El modelo de publicidad de «por asi llamarlos» medios de comunicación convencionales, está claro y no es otro que el de la publicidad. Sin esos anuncios la inmensa mayoría de medios de comunicación son inviables. Tomemos por ejemplo de la radio televisión pública española, que a golpe de ley fulminó la publicidad de su programación. Pero como diría cualquier economista: nada es gratis. De tal forma la supresión de la publicidad en Radio Televisión Española debía ser compensada con fondos públicos y aquí lo más alucinante, por la competencia y por los sectores que se quedarían con la tarta publicitaria que dejaba de comerse el ente público.
En internet el modelo publicitario sigue siendo con diferencia también la única fuente de ingresos.
La cuestión está en que los medios como la televisión o la radio viven de la publicidad. No te cobran por enchufar la tele. Aquí conviene recordar, por ejemplo que para sufragar la BBC los británicos pagan una licencia. Así por ejemplo de media un inglés que escucha la radio y ve la televisión paga la friolera de 145 libras al año (ojo, por vivienda). No está nada mal. El mundo de la prensa todavía es más complicado, porque quitando los periódicos gratuitos (donde si hubiera esquelas, llevarían publicidad), se paga por leer. En la radio comercial, tendríamos exclusivamente a la publicidad como única fuente de ingresos. Y en los podcasts, ya para que contar.
En internet el modelo publicitario sigue siendo con diferencia también la única fuente de ingresos. A fin de cuentas, por muy tecnológico y muy bonito que pueda parecer, los anunciantes son los que pagan la fiesta.
Si haces la pregunta al común de los mortales, oye ¿de qué vive WhatsApp?, lo normal es que te lleves una encogida de hombros por respuesta.
Si la publicidad ha jugado siempre un papel tan decisivo, ¿qué pasa con las aplicaciones como WhatsApp? En sus inicios WhatsApp se jactaba de que cobraba unos pocos céntimos por una suscripción anual para evitar la molesta publicidad. WhatsApp cuesta una pasta de mantener al día en equipos informáticos y por supuesto, en el escaso pero bien pagado personal. Como bien diría nuestro amigo economista: no hay almuerzo gratis o cómo diría el castizo, ¿pero esto quién lo paga?.
Si haces la pregunta al común de los mortales, oye ¿de qué vive WhatsApp?, lo normal es que te lleves una encogida de hombros por respuesta. Es verdad que para el común de los mortales esto de internet es que es gratis y debería serlo siempre, pero si es así, ¿por qué compró la empresa Facebook por 16.000 millones de euros? ¿De verdad que una empresa que no cobra por sus servicios vale eso? ¿De qué vive o mejor dicho, como le salen las cuentas a WhatsApp sin un modelo de ingresos?
Buscando algo de información sobre el tema, los responsables aseguran que el modelo de WhatsApp está en generar servicios de atención al cliente para empresas. Esto es, serían las empresas las que pagaran por atender clientes o quizás, ofrecer servicios especializados a través de WhatsApp. Como muchas cosas en la web, es difícil de predecir pero esto suena un poco quimérico y no responde a la valoración de miles de millones de la empresa. Las empresas pagan por captar clientes, pero para atenderlos por mensajes no lo veo claro. Además, esos servicios también implican mayor soporte a los clientes y eso también son más gastos operativos para la empresa.
Lo que sí tenemos claro del modelo WhatsApp
Lo único que encaja en toda historia es que WhatsApp lo que sí tiene son mil millones de usuarios móviles. Destacar lo de mil millones y de lo móviles. Así que lo que se ha pagado es precisamente eso. WhatsApp pierde dinero a cubos en explotación, pero en estrategia y en manos de Facebook tiene un potencial que da miedo. Las cifras son de vértigo, pero lo que se ha pagado es por la dominación del mundo móvil y de la publicidad móvil. No hay nada más. Con Instagram y WhatsApp, Facebook tiene junto con su plataforma Messenger, a la que no dejan de inyectar recursos, al usuario móvil mundial, nunca mejor dicho en el bolsillo. Un océano de datos y patrones generados por los usuarios listos para ser utilizados. El futuro de la publicidad es mucho más sofisticado que un banner. Es global y está automatizado.
WhatsApp y es importante repetirlo es una apuesta gigantesca por hacerse con el mercado móvil y eso ha costado miles de millones y los seguirá costando. ¿De qué vive WhatsApp entonces? Vive de una promesa es rentabilizar al producto, que no es otro que el usuario. Vive por conquistar el futuro de la comunicación móvil. Facebook lo compró y pagó mucho porque si no lo hubiera hecho otro. Es como esas subastas de película donde se ofrecen cifras astronómicas por obras de arte. ¿Vale tanto un Picasso? ¿Un Goya? Hay parte de burbuja y parte de sensatez en estos movimientos y sólo el tiempo nos dará la respuesta.
Para bien o para mal el capitalismo más desaforado se desarrolla en internet. Ante semejante escenario, convendría que los gobiernos se pusieran las pilas y garantizaran la libertad y la privacidad de los usuarios. El poder de las grandes empresas de internet es una amenaza real a la competencia y a la libertad de los usuarios. Esto viene a demostrar que el modelo de «todo gratis» en internet produce concentración de poder y exclusión del pequeño o lo minoritario.